Muchos afirman que el yoga cambia la vida a aquellos que lo practican. Disminución del estrés, mejora de la calidad del sueño o aumento del rendimiento académico son solo algunas de sus ventajas. Sobre lo que muy pocos hablan es acerca de la importancia que tiene el contexto en el cual se practica el yoga. Se necesita tranquilidad y calma, pero también energía e inspiración. Esta combinación acaba resultando imprescindible. Es por este motivo por el que las Islas Canarias cuentan con infinidad de espacios al aire libre idóneos para practicar yoga. Estos son solo algunos de ellos:
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Costa de Adeje, Tenerife.
Con más de 15 playas a tu alcance (Playa de Troya, del Bobo, de La Pinta…), el sur de la isla de Tenerife es uno de los lugares que más energía rebosa de todo el archipiélago canario. Y no es para menos, teniendo en cuenta que si practicas yoga aquí vas a poder activar los cinco sentidos: las vistas al Océano Atlántico, la brisa que sentirás en la piel, el aroma de la flora autóctona, el suave sonido del viento y el canto de los pájaros hará que te evadas por completo… ¿Qué más se puede pedir? De hecho, cerca de las propias playas hay varios clubs y estudios de yoga que ofrecen clases directamente en la cálida arena, algunos de ellos incluso ponen a tu disposición una primera clase de manera totalmente gratuita.
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Islote de Lobos, Fuerteventura.
Es la más pequeña de las Islas Canarias, un islote de reducido tamaño entre Lanzarote y Fuerteventura. La tranquilidad de este lugar hará que no te quieras marchar nunca. El ambiente que se respira en esta isla, junto a las vistas de ensueño son los ingredientes esenciales para que dediques una tarde entera (o las que tú quieras) a practicar yoga sobre la arena. Además, debido al origen volcánico del islote, la energía que emana la interminable cantidad de piedras distribuidas por toda la playa acaba de crear el attrezzo perfecto. Es recomendable hacer la Ruta del Faro para conocer en primera persona los increíbles saladares con fauna y flora autóctonas. Además, para conseguir esa relajación absoluta, no puedes perderte una visita para practicar yoga en las playas de arena blanca, como la de La Calera o La Concha; así como las mágicas calas que las rodean. La conexión con la naturaleza será auténtica.
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Parque Nacional de Garajonay, La Gomera.
A diferencia de las dos alternativas anteriores, esta opción es para aquellos que prefieren los bosques, la vegetación y las cascadas en vez de la playa. El ecosistema de este parque, junto a su flora y fauna, son únicos en todo el continente europeo. Si lo que buscas es un lugar repleto de energía, La Gomera cuenta con rincones mágicos para que puedas escapar de tu rutina. Camina en soledad, en pareja o en grupo por las infinitas rutas, descansa y respira profundo frente a una de las diversas cascadas que encontrarás a tu paso o regálate tiempo a ti mismo practicando yoga en Garajonay. En la isla no se puede acampar, con la excepción del caserío El Cedro, el cual te permite montar tu propia tienda de campaña en una zona privada y disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.
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Retiros naturales, La Palma.
La isla de La Palma, declarada en su totalidad Reserva Natural de la Biosfera por la UNESCO, es el destino ideal para conectar cuerpo y mente con la naturaleza en estado puro y disfrutar de la calma. Esta isla canaria es conocida por su gran cantidad de retiros de yoga en espacios naturales y, sobre todo, por la combinación de esta actividad con el senderismo y otros deportes. Cuenta incluso con dos piscinas naturales en las que conseguir esa relajación tan soñada: La Fajana (en Barlovento) y Charco Azul (en San Andrés y Sauces). Excursiones en grupo para desconectar, masajes relajantes en medio de la naturaleza con el cantar de las aves de fondo, clases para mejorar la respiración, el equilibrio o la postura corporal, etc. Todo este tipo de actividades están a tu alcance en La Palma durante prácticamente todo el año.