Hablar de Barcelona sin mencionar alguna obra de Antoni Gaudí es casi imposible. Tanto como pensar en el genio de la arquitectura modernista sin asociarlo a alguna instantánea de la capital de Cataluña. El estilo inconfundible del arquitecto forma parte de la identidad de la ciudad. Su elegancia decorativa y coloridos mosaicos o trencadís, en catalán, aparecen cuando menos te lo esperas. Barcelona y Gaudí son indivisibles.
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Farolas, Plaza Real
La Plaza Real del barrio Gótico alberga uno de los primeros encargos que el Ayuntamiento de Barcelona le hizo a Antonio Gaudí, en 1879: el diseño de dos farolas de seis brazos. Su luz alumbra la animada vida nocturna de esta plaza bajo cuyo perímetro porticado se ubican algunos de los locales más concurridos de la ciudad.
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Palau Güell
Piedra, madera, hierro forjado, cerámica, vidrio… Son los principales materiales nobles que utilizó Gaudí para plasmar la línea de su estilo arquitectónico y decorativo en este palacio residencial (1890), declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Se sitúa en la calle Nou de la Rambla, en el barrio del Raval, a poco más de 10 minutos a pie del puerto de Barcelona. Los primeros domingos de cada mes la visita al Palau es gratuita.
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Casa Calvet
Al inicio del paseo de Gracia, tomando a la derecha la calle Caspe, se llega hasta este otro edificio residencial construido con piedra de Montjuic (emblemática montaña de Barcelona) en 1899. Aunque no es visitable, salvo el restaurante que se ubica en la planta baja, la fachada deja al descubierto inconfundibles detalles ornamentales propios de Gaudí para recrearse desde el exterior.
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Casa Batlló
A la altura del número 43 del paseo de Gracia el peatón se encuentra con una construcción de formas geométricas imposibles. Es uno de los referentes indiscutibles del modernismo. Aquí Gaudí logra una integración magistral de la luz y el color con la madera, el hierro, el cristal, la cerámica y la piedra empleadas en el edificio. La construcción recrea un universo onírico, de naturaleza y fantasía. Se puede visitar la Casa Batlló (1906) todos los días de la semana. El recorrido, que incluye elementos de realidad virtual, proyecciones 360º y salas inmersivas, ofrece la posibilidad de conocer la obra de Gaudí viviendo una experiencia única e innovadora. De hecho, la visita inmersiva de la Casa Batlló ha sido premiada internacionalmente en varias ocasiones recibiendo, entre otros importantes reconocimientos, el premio a la “Mejor Exposición Internacional” en los "Museums and Heritage Awards 2022".
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Casa Milà ‘La Pedrera’
Este edificio de viviendas, en paseo de Gracia 92, vuelve a dejar al descubierto la personalidad del brillante arquitecto español. Contemplar su fachada es imaginar el movimiento de las olas del mar, con sus algas que, construidas en hierro forjado, sirven de barandilla de los balcones. De la Casa Milà, conocida también como La Pedrera, es visitable una zona de buhardillas con arcos catenarios de ladrillo; la azotea, con chimeneas con forma de guerreros entre las dunas del desierto y un piso de época.
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Basílica de la Sagrada Familia
Si hay una obra que le otorga a Gaudí fama internacional esa es sin duda la Basílica de la Sagrada Familia. El arquitecto transformó radicalmente el proyecto neogótico inicial llevándolo hacia un templo de dimensiones monumentales. ¿Qué se puede visitar? Dos de las tres fachadas construidas, las naves, el ábside y el museo, imprescindible para entender la evolución del templo.
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Casa Vicens
Esta fue la primera casa que construyó Antoni Gaudí (1885). Fue concebida como residencia de verano para una familia de empresarios de Barcelona. Con influencias árabes, orientales y neoclásicas, el edificio derrocha color y presenta constantes referencias a la naturaleza.
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Colegio de las Teresianas
La austeridad que caracterizó a este proyecto supuso un auténtico reto para Antoni Gaudí. Los materiales base utilizados se limitaron al ladrillo y a la piedra. El complejo religioso –convento y colegio- fue construido en 1890 y mantiene hoy su actividad docente, por lo que no es visitable como monumento. El genio modernista realiza aquí un proyecto que logra que la luz entre desde el último piso hasta la planta baja, a partir de dos grandes patios interiores y de pasillos de arcos parabólicos.
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Park Güell
Y qué mejor lugar para concluir una completa ruta por la obra arquitectónica de Antoni Gaudí que adentrarse en su Park Güell. Las panorámicas de Barcelona que se pueden obtener desde aquí son indescriptibles. Se trata del parque público más singular de la ciudad y un ejemplo perfecto de integración entre naturaleza y arquitectura.