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El lugar de nacimiento del diseñador es una bonita localidad de la costa vasca famosa por su encanto, sus arraigadas tradiciones marineras y su profundo vínculo con el creador. Una vez allí, no puede faltar una visita al Cristóbal Balenciaga Museoa.
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En 1917, con sólo 22 años, Balenciaga abrió su primer taller en esta ciudad, entonces destino de veraneo para la familia real española y la alta sociedad europea. Anímate a conocer este destino que desprende elegancia y es famoso por su tradición gastronómica.
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En 1933 Balenciaga abrió su tienda en la calle Caballero de Gracia, 42. Madrid, con su rica tradición artística y cultural, influyó profundamente en su obra. ¿Qué te parecería recorrer el Museo del Prado tal y como lo hacía Balenciaga? Madrid siempre tiene algo que ofrecer.
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En 1935 Balenciaga inauguró un nuevo establecimiento cerca del paseo de Gracia, haciendo de Barcelona otro epicentro de su carrera. Hoy en día tú también puedes dejarte llevar por la belleza inigualable de las obras de Gaudí que tanto caracterizan a esta ciudad.
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En los años 70, Balenciaga llegó a Jávea-Xàbia, su último refugio en el Mediterráneo. Se sentía atraído por la moda alicantina y sus tejidos tradicionales y el puerto y el faro del cabo de la Nao le recordaron a Getaria. ¿Te gustaría descubrir las playas de aguas cristalinas de este lugar?




